viernes, 18 de enero de 2008

Una gloria del ajedrez, Bobby Fisher muere a los 64 años de edad.


- Su punto débil fue su punto fuerte -


Robert James Fisher, mejor conocido como Bobby Fisher ha fallecido a los 64 años de edad en un hospital de Reykiavik.

¿Quién fue Bobby Fisher?

Nació en EEUU el 9 de marzo de 1943 y a la edad de 15 años se convirtió en Gran Maestro. En 1972 después de una racha de 19 victorias consecutivas (todo un récord), Fisher se enfrentó a Spassky por el campeonato del mundo en la llamada partida del siglo. En plena guerra fría, EEUU pusó toda su atención a lo que ocurría en ese tablero y pudo ser testigo de cómo Bobby se hacía como campeón despues de un amplio dominio ruso en esa disciplina.

Tras ser considerado como un héroe nacional, Fisher no defendió su título y empezó su caída. En 1992 aceptó un encuentro con Spassky en la antigua Yugoslavia y debido al bloqueo de EEUU, Fisher fue perseguido por ser considerado traidor y tuvo que desaparecer. Despues de desaparecer por dos años fue detenido en Japón. En diciembre de ese mismo año Islandia aceptó darle asilo político pero no fue hasta 2005 que pudo viajar a ese país calificando a Bush como criminal.

En 2007 fue diagnosticado con varias paranoias en un hospital de Islandia. Casado y con una hija fallece un gran ídolo del ajedrez.

¿Loco o genio incomprendido?

Bobby aprendió a jugar ajedrez por si solo leyendo las instrucciones del tablero que le regaló su hermana para que jugara cuando se encontrara solo. A los 7 años se unió a un club de ajedrez en Brooklyn. Era difícil que tuviera amigos ya que solo se interesaba en personas que supieran jugar ajedrez y que representaran un reto, incluso llenaba el departamento donde vivía de múltiples tableros donde disputaba partidas simúltaneas contra si mismo. Dejó la escuela a los 16 años para dedicarse de tiempo completo a su pasión.

Se dice que tenía un coeficiente intelectual de 180 y un manojo de manías, por ejemplo, estuvo a punto de abandonar en 1972 porque la televisión de Islandia no transmitía su programa favorito y en 1992 hizo poner los retretes del hotel donde se hospedaba varios centímetros más arriba ya que el no podía estar a la altura de simples mortales.

En aquella memorable partida contra Spassky Fisher decidió aplicar su idea de no solo hay que vencer a tu oponente, también hay que humillarlo y mientras el ruso se encerraba en su hotel con 30 expertos a analizar sus movimientos, Bobby salía a jugar bolos y aquella estrella que encabezaba una gran generación rusa decidió abandonar la partida 21 mientras Fisher descansaba en su habitación.

Fisher fue recibido como héroe nacional tras arrebatarle el trono a los rusos en una disciplina que consideraban suya, muchas eran las ofertas de millonarios que querían recibir clases del campeón pero las rechazó todas. Despues de algunos meses y tras "no soportar a tanto buitre" no resistió más y abandonó la escena pública sin más.

Su problema nunca fueron las drogas o el alcohol como muchos ídolos, probablemente su gran defecto también fue su mayor virtud: su genialidad. El hueco que le dejó el ajedrez lo llenó con lecturas de conspiraciones. Despreciaba a la patria que lo vió nacer y e incluso llegó a declara que era fanático de las ideas de Hitler y que odiaba a los judíos, siendo de esta religión su madre y hermana. Tras lo sucedido el 11 de septiembre en las torres gemelas Fisher declaró a una estación de radio filipina "Ya era hora de que alguien le diera una patada en el culo a EEUU. Aplaudo esta acción, quiero ver como América desaparece del mapa".

A pesar de todo Fisher no pudo resistir la tentación y desde algun rincón del mundo desafió a los campeones modernos. Muchos de los grandes, acostumbran "medirse" entre ellos a través de internet y el inglés Nigel Short fue su víctima: "En nuestra primera partida empezó con movimientos incomprensibles, algunos de ellos absurdos. A partir de esos errores deliberados [para despistar] surgieron movimientos de un poder extraordinario. Simplemente me aplastó", recuerda Short que, tras haber estudiado las jugadas de su anónimo oponente, no tiene duda de que se trata de El Genio. Sin duda, Short ya tiene algo que contarle a su nieto.

Para los que hemos abierto un libro de Ajedrez, sabemos que no pueden faltar citas de partidas de Fisher. La herencia que dejó sin duda se queda corta a la que pudo haber sido si no hubiese caído víctima de su propia mente. Descanse en paz Bobby Fisher.